El dolor se define como una experiencia sensorial y emocional (subjetiva). Éste es una sensación desencadenada por el sistema nervioso. Puede ser agudo o sordo, intermitente o constante.

 

En caso de las personas que padecen dolor, el ejercicio físico se considera sano y seguro si se comienza de forma lenta y progresiva. El riesgo de hacer más ejercicio aeróbico del adecuado es el mismo para una persona con dolor que para el deportista ocasional.

 

En este caso, el ejercicio aeróbico puede ayudar en el tratamiento del dolor. El ejercicio físico eleva los niveles de endorfinas, aumentando el umbral doloroso de la persona. Las personas sedentarias con dolor crónico, suelen tener niveles de endorfinas más bajos que las personas que practican ejercicio físico.

 

El ejercício físico también ayuda a reducir la sensación dolorosa a través de la promoción del sueño delta, es decir, el estado más profundo del sueño, durante el cual se produce la reparación del sistema musculoesquelético. La privación del sueño delta en una persona crea síntomas de dolor crónico. Las personas que padecen este tipo de privación del sueño padecen rigidez muscular durante la mañana, malestar musculoesquelético, fatiga precoz durante el día e incapacidad para llevar a cabo ciertas tareas cotidianas.

 

Se puede afirmar que cualquier tipo de actividad física (no sólo el ejercicio aeróbico y el de fuerza) es importante, ya que distrae a la persona del dolor. Esto se debe a que el dolor puede desembocar en una conducta aprendida que persiste cuando ha desaparecido el estímulo doloroso. En este caso, el dolor se puede olvidar realizando actividades que sean incompatibles con las conductas dolorosas.

 

El movimiento en las personas que padecen dolor presenta efectos beneficiosos en la capacidad física de la persona y los síntomas dolorosos a corto plazo.


El ejercicio cardiovascular frecuente como andar, montar en bicicleta o nadar es útil para reducir el dolor muscular y mejorar la fuerza y la capacidad aeróbica de la persona que padece dolor. El cese de la realización del ejercicio físico, y por tanto el desentrenamiento, producirá una desaparición paulatina de los logros conseguidos para paliar el dolor.

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